viernes, 1 de marzo de 2013

Enamorada de los planos secuencia

Probablemente sea el rasgo más libre que nos da el Cine: una continuidad absoluta que predispone a crear la verdad de la ficción. Nada perturba ni molesta, todo fluye y nosotros con él. El plano secuencia, o como los ingleses llaman 'long take', es un ejercicio maestro de trabajo en equipo. Cada interviniente tiene su misión, todo ha de estar medido al milímetro pues un error manda al garete la toma. El engranje ha de funcionar perfectamente. A veces nos engañan como en 'La soga' de Hitchcock, pero no lo tienes en cuenta ya que comprendes los problemas técnicos a los que se enfrentaba (rollos de película de tan sólo 10 minutos de duración).

Cuando veo un plano largo, sin cortes, la aparición de personajes a los que acompañas, travelling suave que te involucra: experimento la maravillosa sensación del orgasmo cinematográfico. Y claro, si te lo hacen muy bien repites, y luego pasa lo que pasa...acabas enamorada y perdida. Perdida porque una vez has conocido la belleza del momento, esa única verdad que nos regala la ficción, te vuelves tan exigente que ni tu cabeza ni tu alma descansa hasta encontrar algo que mínimo te haga sentir parecido.
Es una locura, lo sé,...pero para algo está el rebobinado, algo que en la vida real nos gustaría hacer más de una vez y que el cine nos permite infinitas. Me reconforta y calma el espíritu.

No voy a describir los más famosos porque ya lo han hecho otros, pero si recordar el magnífico comienzo de 'Touch of Evil' (Sed de mal) de Orson Welles:

La genial aportación de Brian De Palma en 'Los intocables de Elliot Ness' en el acecho de un sicario de Capone a mi querido James Malone o en la película prescindible 'Snake eye' cuyo comienzo es trepidante.
Seguir a un Ray Liotta fascinado hasta el interior del garito nocturno en 'Uno de los nuestros' de Scorsese, y no dudar un segundo que de verdad entramos en el Copacabana. ¡Quiero un trago!

Y mi recuerdo final al maestro Berlanga, que hizo del plano sin corte su insignia y su arte: 'Bienvenido, Mister Marshall', 'El verdugo', 'Plácido'...¡Qué bellas coreografías!
Lo dicho: estoy enamorada perdidamente de esta forma de rodar.



2 comentarios:

  1. Tienes toda la razón! planos secuencia de belleza lírica que te atrapan por que nadie se mueve asi de bien. Nada es tan perfectamente organizado (incluso en el caos) como en el cine. John Ford era otro maestro (me extraña que no lo nombre mi adorada Musetta) con esos planos de absoluta belleza en "Centauros del desierto" (Ese final,.. esa puerta que se cierra!!!) Siempre he querido besar a una mujer como John Wayne besa a MAuren O´Hara en "El Hombre Tranquilo" (Escena, curiosamente homenajeada por Spielberg en "E.T"). Acabas de hacer que me vuelva a enamorar,... otra vez,... del cine. Gracias!

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  2. Maravilloso Ford, hay muchos más y luego está el espléndido Kubrick, el genio...No se le puede catalogar de ninguna manera. Está el cine y luego está ÉL.

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Estos son los que no se callan, y me encanta que así sea