miércoles, 14 de agosto de 2013

Mi inocencia intacta


Anoche (12 al 13 de agosto) me negué a no poder ver Perseida alguna pese a la nublada noche mediterránea. Así que, con mi ligero camisón, bajé a la piscina donde me acomodé en una silla incómoda dispuesta a ver, sí o sí, alguna estrella errante en el firmamento que se abría ante mí.

La contaminación lumínica es mucha en esta zona, y aun así, dispuse mi asiento de tal forma que mis ojos abarcaran el máximo de cielo sombrío posible. Y lo fue, las nubes aparecían algodonosas y potentes por toda la franja, y puse en mi móvil la música más chula que tengo, eligiendo cada tema con sumo cuidado. 



Quise reunir estrellas fugaces con canciones fetiche, crear un momentazo.

Y tras unos minutos de cielo encapotado, los huecos se hicieron patentes para dar paso a unos puntos brillantísimos en un cielo de un azul oscuro casi negro. El despeje momentáneo me dejó ver la primera estrella viajera aun en silencio. Me alegré mucho, pero no pude emitir sonido alguno que lo evidenciara porque los durmientes son muchos en esta casa.

Cambié de lugar y de estrategia, y ya con música en mis oídos dancé sin pudor. Supongo que desde fuera sólo sería perceptible el roce de mis pasos leves sobre el pavimento rugoso, pero yo estaba escuchando las canciones más bonitas y seguía el compás con todo mi cuerpo, dejándome llevar. Cuando las nubes me permitieron  ver la oscuridad, y las estrellas titilaban desde lo alto volví a sentarme en postura gimnástica: piernas en alto, hecha un ovillo sobre la silla.

Mi alegría fue inmensa al contemplar los rastros que dejaba el polvo estelar, esos puntos de luz intensa en la oscuridad de la noche cerrada. Una sensación placentera se apoderó de mí cada vez que San Lorién lloró. Me llené de esa luz efímera hasta seis veces, sin poder ni querer evitar sonreír abiertamente. Fui feliz.

A solas con la música, sin nadie con quien hablar, pedí mis deseos. Por supuesto que lo hice.

El trazo del recorrido del sexto meteoro duró tanto que pensé era el mejor colofón a esa noche de observación mágica. Cuando vi ese bólido surcar el fondo oscuro eran las tres de la madrugada y, una vez más, pensé en ti.

7 comentarios:

  1. Me has leído la mente cielo,... yo se que tienes talento. Úsalo!

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  2. Piensa que las 6 también tenían solo esa noche para verte y solo un segundo para pedir deseos...

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    1. Agradezco tus palabras, no sé si eres hombre o mujer y lo cierto es que no me importa. Es bonito pensar que con lo insignificantes que somos frente a la naturaleza y sus fenómenos, se me viera desde lo alto. Porque esa noche brillé. El deseo, la ilusión, el amor...me hacen brillar.

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  3. Pocas palabras que terminan en "o" son femeninas (la radio, la polio y paro que echo por tierra mi argumento). Y en fin, todo lo que te haga brillar será bueno. Ya que solo se nos acercan dos noches al año, que al menos puedan verte...

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  4. Yo vi la más bonita. pero me faltaba algo espero que mi deseo pedido se cumpla y me llene de felicidad como la que tu disfrutas. Guapa

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    1. Anoche no vi ninguna, esto ocurrió hace dos años.Guapa tú

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Estos son los que no se callan, y me encanta que así sea