domingo, 2 de marzo de 2014

Yo confieso


Es posible parecer que me expongo mucho, que no callo nada, que soy un libro abierto…y no. 

¿Realidad? ¿Ficción?…El juego de la vida y de las palabras.

Entre cientos de cosas que podría revelar, hoy tengo una que no quiero callar por más tiempo. Si hasta febrero del año pasado (el trece) no leí “El guardián entre el centeno” (cosa que sólo dije a dos personas y ya me sentía bastante avergonzada por ello), creo que ha llegado el momento de confesar abiertamente… que no he visto…




En serio, creedme, juro por Tyrion Lannister que no la he visto.

Podría poner miles de excusas pero para qué, siempre hubo  otra película que ver, esa es la realidad; y siempre hubo otro libro que leer, y el de Salinger permanecía entre los pendientes eternos. Supongo que todo tiene su momento, y digamos que ese todavía no ha llegado para la ópera prima de Tarantino,…como sí llegó el momento perfecto para dedicarme por entero  a Holden Caulfield (y sí, ya nada será igual para mí desde que lo conocí, nada).

Quería escribir esto antes de verla, cosa que todavía no me dispongo a cumplir, dicho sea de paso. No sé de qué va, y eso que han sido largos años escuchando hablar de ella, y viendo imágenes. Pero mi capacidad para abstraerme de las informaciones que me llegaban, que en este caso ha sido absoluta, me hace virgen frente a lo desconocido.

Eso está bien, no todo el mundo puede disponer de su inocencia intacta.

Así que hoy, día en el que me encuentro un listado de cuarenta grandes películas que jamás ganaron un premio de la Academia de Hollywood, la he visto ahí en el número treinta y he pensado: ¡si no lo digo, reviento! Y no quiero que este domingo sea recordado por ver cómo mi casquería se desparrama sobre el portátil y el monitor donde sólo veo lo que quiero ver y cuando quiero ver.

Llegará ese momento, supongo, o alguien me pondrá cual Alex DeLarge frente a una pantalla para que me la trague enterita y sin pestañear. Llegará.

No imagino mi vida tras su visionado; no sé si me preguntaré  cómo he llegado a esto, o qué mierder de vida ha sido mi vida hasta verla. Ahora mismo, sólo puedo deciros que el hecho de no haberla visto no ha provocado grandes cataclismos a mi media neurona: he sobrevivido bien, al menos no creo estar menos cuerda que el resto de la humanidad.


Lo que ocurra después es todo un misterio. Os lo contaré,…o  quizás no lo haga. Depende