jueves, 29 de mayo de 2014

Estamos en tránsito


A veces imagino que me subo en el autobús que me lleva a la ciudad y que nunca llego a mi destino.
Las paradas se suceden como siempre: la gente sube y baja, unos en silencio, callados y ensimismados como yo, y otros a los que les cuesta mantener la boca cerrada, la palabra callar no está en sus diccionarios.

Y dentro de ese bus pasan los días, las semanas y los meses, y nunca llego. El cambio en los ropajes me señalan en qué estación estamos. Ahora llueve, ahora no, ahora me congelo por la temperatura del aire acondicionado, cuando la calima es brutal afuera; ahora me abraso de calor cuando en el exterior hace un frío gélido que pela.
¡Mira, han reurbanizado esa calle! ¡Uy, farolas de Fundición Dúctil Benito! ¡Vaya, son elecciones! ¡Ya ha florecido la lavanda en esa rotonda! Y así hasta un infinito de hechos y momentos.

Alguna vez intento levantarme y apretar el pulsador para solicitar parada pero el asiento, el mismo desde siempre, me agarra cual imán potente atrapa un liviano clip.

En ocasiones suben hombres que me gustan, hombres que escuchan la misma canción que yo, lo veo en sus caras, esas cosas se notan. Si se sientan junto a mí nos besamos largo. Es chula esa partitura interpretada a dos labios, viento y ojos cerrados.
Cuando tu acompañante de ritmos es el adecuado, sólo el techo del autobús impide que el cuerpo salga volando  de ese cubículo alargado, y se extravíe; aunque en tu  alma, te has perdido por completo. Viaje de principios y finales.

En mi bolso llevo una bolsa con nueces y pasas;  es raro, me la termino y se vuelve a llenar sola.
Una mujer amable me trae “tuppers” con deliciosas ensaladas. Sabe que no puedo salir. Durante los meses de frío, me regalan sopas variadas, quesos, hogazas de pan y algunas veces hasta se atreven con sushi acompañado de vino blanco…Pero lo que más disfruto es con las cervezas que me tomo con los que ya se han hecho mis amigos.

A nadie le sorprende verme ahí día tras día, y lo más impactante es que por mucho que coma y beba no siento la necesidad de expulsar nada de mi cuerpo. Qué fácil resulta todo, aunque echo en falta un buen baño en mi hidromasaje, (a solas o acompañada) un placer que me permitía antes de esto cada dos meses (me sentía culpable por gastar agua pero eran necesarios para mi estado emocional).
Pero huelo bien, ¿eh? No sé cómo, pero mi cuerpo hace reset a fondo en un plis.

No sé si quiero salir de este bucle en el que estoy metida, es cómodo y hasta agradable; algunas veces me entristecen ciertas cosas de los demás que no puedo controlar, pero siempre pasan otras que te hacen olvidar, o al menos, que los malos rollos sean más llevaderos.

En mi extraño viaje llevo un cuaderno y un boli Bic azul y escribo, y de manera mágica luego esos escritos aparecen en una especie de muro virtual, donde la otra gente comenta, discrepa o exterioriza sus propios o inventados sentimientos, anécdotas que han recordado al leer mis historias. Deberían hacerlo mucho más.

¡Sacadlo todo, mamones!

Y no me jodáis diciendo lo contrario,  las conexiones existen, no me las invento, y yo soy de las que no miran hacia otra parte por si encontrara algo mejor, intento sacar el mayor jugo a lo que tengo delante y me gusta. Si se fastidia  lo paso mal un tiempo, pero no soportaría quedarme con unos miles de “¿y si….?” agarrados con fuerza al corazón.  No, no podría.


Estamos en tránsito. Real 

Stardust me flipa mucho.






6 comentarios:

  1. Cada uno de tus post me enamora el cerebro ;-) Sigue así amiga linda!

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  2. La vida misma. Estupenda entrada :)

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  3. Muy bonito, Ana. Es bello tu autobús, y tu viaje, siempre con tu bolígrafo. Me ha recordado al principio de Stardust memories (coincidencia con el título de tu canción), donde el protagonista se ve atrapado en un tren, no como el tuyo, sino horrible, del que no puede bajar. Son los ¿Y si...? se me ocurre, los que no dejan bajar del autobús: no los dejes que se agarren a tu corazón. ¿cómo hacerlo sin beber veneno? aún no lo sé. Como tú, como todos, también estoy en tránsito. Enhorabuena por la entrada

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  4. Quien pudiera viajar contigo en ese autobus!!
    Que bien escribes Jodia!!

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  5. ¡Magnífico!

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Estos son los que no se callan, y me encanta que así sea