domingo, 23 de noviembre de 2014

Memoria selectiva


Es curioso, te pasas la vida mirando algo en lo que apenas reparas y, cuando te dan el cambiazo, ya no recuerdas cómo era lo que tus ojos llevaban observando años, décadas. Sin embargo, lo que ha sido fugaz y efímero lo recuerdas muy bien, es más, lo retienes como único frame estático, perdurable entre millones, sólo visible y tocable en tus sueños.

Si todo tiene un porqué, me pregunto por qué y para qué mil veces. Alguien que me lo explique con calma y con palabras que pueda entender, ya que lo que hoy me ha dicho un amigo: “no lo vas a olvidar nunca, no eres un robot”, no me convence ni tranquiliza en absoluto.

Días atrás, desde el bus, me di cuenta en el cambio drástico del cartel luminoso del bingo del pueblo de al lado. Lo han rejuvenecido como si quisieran atraer en masa a las hordas juveniles, smartphone en mano, dedos ágiles bailando sobre el teclado y campo de visión muy corto, con menú económico y consumición para una noche irrepetible,...hasta la próxima. 

En el rótulo han usado colores vibrantes en un fondo blanco sin mácula, y la mezcla de varios tipos de letra o fuentes lo que le da un aspecto contrario a ese sabor rancio de antaño de cubatas y tabaco, moqueta oscura donde cualquier mancha sobre mancha pasaba  desapercibida, del olor acre del humo de todo lo que se fumaba allí dentro y el soniquete cutre de las bolas en el bombo como fondo a cualquier miseria dejada en la calle, de los que entraban allí con ánimo de lucro y otras cosas.

Todo eran suposiciones mías, ya que sólo entré una vez una mañana con una de las chicas mayores del cole que trabajaba los fines de semana en ese antro que las niñas mirábamos con curiosidad por su halo misterioso y prohibitivo en aquellos lejanos años 70. Ese lugar se nos mostraba como un gran reservado  oscuro  y vicioso donde corría el alcohol, el juego, y hasta la perversión y el sexo que desconocíamos por completo.

De mayor nunca he entrado en un bingo, ¿lo podéis creer? No me seducen, sé que no me pierdo gran cosa…o lo mismo estoy perdiendo ganar mucha pasta, ¿quién sabe?

Ya lo he dicho antes, me he pasado años viendo esa gran caja de luz que cubre la esquina  y las fachadas que dan a ambas calles, y ahora no puedo asegurar que fuese de fondo negro con las letras BINGO muy gruesas y en blanco. Lo he olvidado por completo, y eso que fue ayer cuando lo cambiaron. 

Mas olvidar este tipo de cosas no me afecta, me preocupa más recordar otras, me obsesiono, pienso demasiado, y no dejo de preguntarme por qué, por qué, y sobre todo, para qué.







1 comentario:

  1. Muy interesante, y creo que hablas de cosas que todos hemos pensado alguna vez.

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Estos son los que no se callan, y me encanta que así sea